Nacido hace exactamente dos siglos, el norteamericano Walt Withman rompió los moldes de la poesía de su tiempo. Acabó con la rima y la ...

Whitman: Canto de mí mismo



Nacido hace exactamente dos siglos, el norteamericano Walt Withman rompió los moldes de la poesía de su tiempo. Acabó con la rima y la métrica e inventó un tipo de canto lírico de oraciones largas que resultaba, al mismo tiempo, íntimo y grandilocuente.
"Divino soy interior y exteriormente, y santifico todo cuanto me toca o toco;
El olor de mis axilas es un aroma tan exquisito como la plegaria;
Esta cabeza mía vale más que templos,
biblias y que todas las creencias."

A diferencia de otros poetas que le precedieron, no le cantaba a las hazañas de los héroes, los sinsabores del amor ni a las angustias metafísicas, sino a la vida sencilla, a la amistad, a las relaciones sexuales, a la fraternidad universal y -en uno de sus rasgos más originales- a sí mismo.
«Me celebro y me canto a mi mismo.
Y lo que yo diga ahora de mi, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.
Vago... e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra para ver cómo crece la hierba del verano.
Mi lengua y cada una de mis moléculas nacieron aquí,
de esta tierra y de estos vientos.
Me engendraron padres que nacieron aquí,de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también.
Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta.
Y con mi aliento puro comienzo a cantar hoy y no terminaré mi canto hasta que muera.
Que se callen ahora las escuelas y los credos. Atrás. A su sitio....»
(Traducción de León Felipe)

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